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lunes, 4 de julio de 2016

ETNOGRAFÍA: EL MÉTODO DE LA ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

     Todo acceso a un conocimiento determinado, requiere apoyarse bajo ciertos métodos de investigación (Parra Ramírez y Toro Jaramillo; 2006:15); éstos consisten en la observación de datos o hechos y la interpretación de su significado (Martínez Miguélez; 2004:100) y, a diferencia de la metodología, el método es más determinado y concreto, relacionándose con los procedimientos que nos llevan a la teorización del fenómeno estudiado (Díaz Narváez; 2009:129). En este sentido, un método de investigación se nos presenta como “…una cadena ordenada de pasos (acciones) basada en un aparato conceptual determinado y en reglas que permiten avanzar en el proceso de conocimiento, desde lo conocido a lo desconocido.” (Díaz Narváez; 2009:33). Los métodos de investigación abren un camino para la obtención de nuevos conocimientos, así como de teorías científicas (Díaz Narváez; 2009:33).

     Toda ciencia trata de desarrollar técnicas especiales, que les permitan llevar a cabo observaciones sistemáticas y que a su vez les pueda garantizar su interpretación (Martínez Miguélez; 2004:100). Sin embargo, tanto  la metodología, métodos y teorías se encuentran adaptados a cada ciencia en particular, estando condicionadas por la lógica interna y desarrollo de cada ciencia (Díaz Narváez; 2009:34), así como también por la naturaleza del objeto de estudio. En cuanto a las sociedades y culturas, se requiere adoptar métodos que se centren en la observación o una mirada fenomenológica que corresponda con la referencia del observador, ya que “La investigación social es una forma de conocimiento que se caracteriza por la construcción de evidencias empírica elaborada a partir de la teoría aplicando reglas de procedimiento explicitas.” (Baniolo, Dalle, Elbert y Sautu; 2005:14). En este sentido, para poder estudiar las distintas formas en que se expresa la realidad humana, éstas deben ser objeto de una esmerada observación dentro de su propio contexto en donde se realiza (Martínez Miguélez; 2004:123). De esta manera, muchos aspectos de la realidad social al ser más complejas de lo que se pensaba, deben ser estudiadas utilizando métodos que mantengan una mayor sintonía con la realidad a estudiar y que a su vez sean más integrados, sistémicos y estructurales, es decir métodos de naturaleza hermenéuticos (Martínez Miguélez; 2004:61). La antropología social y cultural mantiene una similitud con las demás ciencias sociales en cuanto al objeto de estudio ya que esta se centra en describir, analizar, interpretar y comprender los fenómenos sociales y culturales; por lo tanto requiere de métodos que se centren en la observación y descripción de grupos humanos dentro de su propio contexto. De esta manera la etnografía se nos presenta como el método por excelencia de la antropología, ya que ésta tiene como principio:

                …estudiar las culturas en su estado natural, en vez de intervenirlas con técnicas de encuesta o arreglos experimentales. Se trata de describirlas tal y como acontecen, aunque claro, ésta depende de la aceptación del realismo y la objetividad como aspiración última de cualquier metodología. (Hine; 2004:56).

     Miguel Martínez Miguélez (2004:183), afirma que tanto los resultados, así como los servicios brindados justifica la utilización de la etnografía como método de investigación para la antropología, además sus análisis, integridad, sensibilidad, precisión y posiciones teóricas, dependen de las descripciones etnográficas. La etnografía forma parte del proceso de investigación antropológico, estando conformada por un trabajo de campo y una monografía en donde se describe a una comunidad desde la observación participante y análisis de los datos observados, constituyendo así la base empírica del conocimiento antropológico (Aguirre Baztán; 1995:4). En este sentido, la etnografía junto con la etnología van a formar parte de la investigación antropológica, siendo ésta el primer paso consistente en la observación y descripción e interpretación de grupos humanos concretos, mientras que la etnología representa el análisis y síntesis que se puede efectuar de los datos proporcionados por la etnografía, cuya síntesis representa el conocimiento antropológico. De esta manera, la etnografía se rehúsa a teorizar con los datos obtenidos, separando la descripción e interpretación, de la teoría, lo cual esto último le corresponde a la etnología (Palerm; 1997:26).

     La etnografía busca describir de forma completa y exhaustiva una cultura (Palerm; 1997:26). Ésta se ubica dentro de un plano descriptivo, cuya actividad se realiza en el terreno, es decir en el lugar sometido a examen (Levi-Strauss; 1976:75). Claude Lévi-Strauss (1987:64), realiza una comparación entre la etnografía e historia, mencionando primeramente  que ambas estudias sociedades que no son en las que vive el investigador: en la primera existen un distanciamiento espacial, en la segunda un distanciamiento a través del tiempo; ambas tienen en común su intento por reconstruir a la sociedad estudiada, sin embargo, solamente logran ampliar una experiencia particular hasta alcanzar dimensiones generales la cual queda plasmado como una experiencia accesible para otras personas de otros lugares o tiempo. El etnógrafo recoge hecho y los presenta con el mismo rigor que un historiador, éste por su parte presente los hechos siempre y cuando existe un periodo de tiempo que se lo permita. En este sentido, podemos definir a la etnografía utilizando el concepto dado por Claude Lévi-Strauss (1987:50) quien la define como:

               …la observación y análisis de grupos humanos considerados en su particularidad (grupos elegidos a menudo entre aquellos que más difieren del nuestro, por razones teóricas y prácticas que no derivan en modo alguno de la naturaleza de la investigación) y que busca restituir, con la mayor fidelidad posible la vida de cada una de ellas…

     Clifford Geertz (2003:20), va a redefinir la etnografía manifestando que ésta debe ir más allá de simplemente seleccionar informantes, transcribir textos, establecer genealogías, trazar mapas del área, llevar un diario etc., sino más bien la etnografía se encuentra definida por un tipo de esfuerzo intelectual al que y, citando a Gilbert Ryle, califica como “descripción densa”. Esta descripción densa consistiría en ir más allá de una descripción superficial, en el que se interpretar desde el punto de vista de los participantes las expresiones de una cultura (Geertz; 2003:29). Es decir (y siguiendo el ejemplo expuesto por el mismo Geertz), supongamos que observamos dos expresiones que a simple vista se presentan de la misma manera: la contracción involuntaria de uno de los ojos o “tic”, y el “guiño” que es la misma contracción de uno de los ojos, pero a diferencia del “tic” éste se realiza de una manera deliberada. Una descripción superficial de ambas expresiones no nos dirá en sí qué significado ostentas cada una, ya que éstas no solamente pueden ser un “tic” involuntario o un “guiño”, sino que además si se está en presencia de un “guiño”, éste puede ostentar múltiples significados, todo depende de quién lo realice, dónde y por qué: “Las complejidades son posibles y prácticamente no tienen fin, por lo menos lógicamente.” (Geertz; 2003:22). Por lo tanto, debemos ir más allá de la simple descripción de lo observado, adentrándonos en una tarea interpretativa acerca del porqué se realiza tal o cual actividad, es decir: “Aquello por lo que hay que preguntarse es por su sentido y su valor: si es mofa o desafío, ironía o cólera, esnobismo u orgullo, lo que se expresa a través de su aparición y por su intermedio.” (Geertz; 2003:25).

     Para interpretar los significados presentes en una cultura, el investigador debe sumergirse en la vida cotidiana de las personas, de tal manera que nos permita acceder al conocimiento que ellos tienen de su situación y de sus condiciones de vida. En este sentido, la etnografía exige un acercamiento comunicativo entre el investigador y los sujetos investigados a través del contacto directo con las personas a estudiar, existiendo una comunicación directa y permanente con las personas; “La etnografía es un método que consiste en que el investigador se sumer­ja en el mundo que estudia e intente describirlo teniendo en cuenta el punto de vista de quienes lo viven…” (Ardévol y Gómez Cruz; 2011:192). De esta manera, la etnografía va a permitir, no solamente estudiar la realidad social y cultural a través de las mismas personas sino que además podemos describirla, interpretarla y experimentarla desde los mismos actores, lo cual nos llevará a comprender el hecho cultural que hemos decidido estudiar a través de las mismas personas. De esta manera, a partir de la etnografía podemos penetrar en la intimad del fenómeno cultural y estudiarlo a partir de los mismos actores y sin alterar su contexto original. La etnografía se nos presenta como un método que nace desde la antropología, que nos permite comprender una cultura interrelacionándonos  directamente con las personas, de tal manera que sean ellos los que nos digan por qué realizan tal o cual actividad, en el que el trabajo del investigador se limita a realizar una labor interpretativa acerca del porqué se realiza tal o cual actividad. La etnografía busca adentrarse en los senderos de la cotidianeidad del comportamiento humano entre las distintas formas en que éstos se manifiestan para de tal manera poder entender esos movimientos desde la mirada tanto del investigador como del que intenta revelar su mundo (Cedeño Pérez; 2005:3). En este sentido la etnografía prioriza no la opinión del investigador, sino más bien la de los sujetos investigados:

                 En respuesta a las críticas esgrimidas desde posturas positivistas o cuantitativas, la etnografía se ha adjudicado la producción de una comprensión auténtica de la cultura, basada en conceptos que emergen del estudio y que no se imponen a priori por el investigador. (Hine; 2004:56). 

     La etnografía se caracteriza por realizarse en el mismo lugar en donde se encuentra la cultura a estudiar, materializado en lo que se conoce como trabajo de campo antropológico o etnográfico. Las actividades que realiza el antropólogo dentro la cultura que pretende estudiar, y que consisten en trasladarse al sitio, convivir dentro de la comunidad, practicar sus mismas actividades y vivir el fenómeno cultural por sí mismo, observando, documentando, recopilando y registrando todo tipo de datos pertinentes para la investigación, suelen denominarse trabajo de campo. En este sentido podemos definir el trabajo de campo como el periodo de estadía más o menos prolongado, en el que el investigador permanece en una comunidad de tal manera que pueda conocer la cultura objeto de estudio (Díaz de Rada y Velasco; 2003:18). La etnografía va a estar basada en el trabajo de campo que consiste en participar en la vida cotidiana de una cultura objeto de estudio, tratando de acceder al punto de vista de las mismas personas, observando y registrando todo lo vivido. Es así, como vamos a encontrar afirmaciones como las de Marc Augé y Jean-Paul Colleyn (2005:31), que expresan que el método de la antropología consiste en el trabajo de campo, la observación participante y la comunicación directa con los sujetos sociales y su interpretación del mundo. El trabajo de campo no es toda la etnografía, pero sin éste la etnografía no sería posible.

    En cuanto a considerar el trabajo de campo como técnica de investigación o método, debemos mencionar, tal como afirma Julio Teddy García Miranda (2006:59) que algunos antropólogos lo consideran como una técnica de investigación por el hecho que éste se utiliza como medio para un vínculo entre el investigador y los datos recogidos y un acercamiento sensorial a la realidad, sin embargo, existen antropólogos que consideran el trabajo de campo como un método de investigación etnográfico, en el sentido que más que una recogida de datos el trabajo de campo consiste en una relación dialéctica entre la teoría y la práctica ya que para llevar a cabo un trabajo de campo se requiere de una formación teórica metodológica, junto con la aplicación de diversas técnicas y herramientas de investigación (García Miranda; 2006:59). En este sentido, el trabajo de campo en la antropología social y cultura, se presenta como la actividad fundamental de todo trabajo antropológico y etnográfico, mientras que la aplicación del trabajo de campo en otras disciplinas se puede presentar como una técnica de investigación. En este sentido, el trabajo de campo etnográfico, más que una técnica se nos presenta como un método.

      En cuanto a los orígenes del trabajo de campo en antropología, Julio Teddy García Miranda (2006:59), describe que éste se encuentra a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando antropólogos como Boas, Pit Rivers y Fraser entre otros, en su intención de transformar la antropología en una ciencia inductiva positivista, propusieron una nueva forma de investigación cultural, que consistía en permanecer durante un cierto periodo de tiempo en la comunidad a estudiar aprendiendo los elementos básicos de la lengua nativa; es así como en su intención de transformar a la antropología, el trabajo de campo pasaría a ser el método por excelencia de la antropología social y cultural, siendo a partir de los trabajo de Malinowski y Radcliffe-Brown, en donde alcanzaría mayor importancia, siendo de esta manera, como se consolidó el trabajo de campo como el principal método para practicar la etnografía y ésta a su vez en la materia prima para el análisis etnológico y antropológico. Más tarde los trabajos de Malinowski, Ruth Benedic, Margaret Mead y Steward, es que los antropólogos del siglo XX van a privilegiar el trabajo de campo y se va a afirmar que la investigación antropológica es poco menos que imposible sin el trabajo de campo (ibídem). Julio Teddy García Miranda (2006:60), manifiesta que desde sus inicios la producción del conocimiento en la antropología se ha a sustentando en el trabajo de campo. Éste representa la experiencia constitutiva de la antropología, porque distingue a la disciplina, cualifica a sus investigadores y crea el cuerpo primario de sus datos empíricos (Stockig citado en Monistrol Ruano; 2007:1). De esta manera, encontramos afirmaciones como las de Juan Manuel Delgado y Juan Gutiérrez (1999:143), quien nos menciona que se suele considerar que toda investigación etnográfica para ser considerada como tal, debe estar basada en un trabajo de campo.

     En sus inicios, se consideraba que el trabajo de campo era necesario por el hecho que sólo mediante éste y la observación participativa, era posible describir e interpretar a una cultura, para tal fin el investigador debía instalarse en la comunidad practicando sus costumbres (García Miranda; 2006:60)Según afirmaba Boas (citado en: García Miranda; 1995:59), es solo mediante una estadía más o menos prolongada en una comunidad o cultura viviendo con sus habitantes, conociendo su cultura y su funcionamiento, que era posible entender una cultura; “En efecto, la interpretación de una cultura sólo puede hacerse observándola desde el interior, para lo que es necesario haber convivido con ella en una relación cotidiana intensa” (García Miranda; 1995:60). De igual manera, encontramos antropólogas como Margaret Mead (citado en: García Miranda; 1995:60) quien mencionaba en torno al trabajo de campo, que había que acostumbrarse a vivir con las carencias y la falta de servicios, conocer y aprender sus gustos, sabores y olores, así como su lengua y sus formas de comportamiento para poder entender e interpretar esa forma de vivir desde adentro. En este sentido el trabajo de campo representa el eje de la idiosincrasia disciplinar de la antropología social y cultural en donde la observación participante desempeña un papel fundamental (Delgado y Gutiérrez; 1999:143).

     Más que un desplazamiento físico, el trabajo de campo etnográfico debe estar basado en la experiencia vivida por parte del investigador. Es por ello que la etnografía y principalmente el trabajo de campo, ha utilizado como una de sus principales técnicas la observación participante. Esta última puede definirse como “…un proceso caracterizado, por parte del investigador, como una forma consciente y sistemática de compartir, en todo lo que permita las circunstancias, las actividades de la vida, y, en ocasiones, los intereses y afectos de un grupo de personas.” (Kluckholm. Citado en: Anguera Argiloga; 1995:77). Para ello se va de la observación a la participación, del cuestionario a una entrevista y de la pregunta a la respuesta, lo que exige la presencia del observador pero sin alterar su desarrollo. Toda observación participante debe responder preguntas como de quién, qué, dónde, cuándo, cómo y por qué de las acciones. La observación participante se encuentra inevitablemente asociada a la práctica antropológica (Delgado y Gutiérrez; 1999:143), e incluso se considera que solo es posible describir e interpretar una cultura a través de una observación directa participante (García Miranda; 2006:60); ésta nos aporta un conocimiento directo y experiencial de la cultura (Aguirre Baztán; 1995:11). Aunque debemos agregar que “La observación participante no subsume al trabajo de campo, pero no sería posible fuera de él.” (Díaz de Rada y Velasco; 2003:18). De esta manera, es como la etnografía busca describir de forma completa y exhaustiva una cultura, observando y participando de manera directa en la vida cotidiana de las personas, para ello, observa lo que pasa, escucha lo que dicen, pregunta cosas y usa los mismos espacios con el fin de recoger gran cantidad de datos que le permita esclarecer los temas que al investigador le interesa (Cedeño Pérez; 2005:3). En este sentido, la etnografía, tiene como principal propósito revivir por sí mismo la experiencia y relatarla desde su propia vivencia, como si fuese uno de ellos:

                  Estas descripciones conforman una relación en la que el etnógrafo forma parte de esa experiencia extensa y sólida del sitio de campo; experiencia que el lector difícilmente podría tener (además de una distancia analítica que los participantes, en principio, no son capaces de compartir).” (Hine; 2004:61).

     En una etnografía tanto la descripción así como la interpretación, debe estar basado no solamente en los testimonios de los miembros de una cultura, sino también en la experiencia vivida por el investigador en la realización del trabajo de campo, quien a través de la observación participante debe haber vivido por sí mismo las prácticas culturales a estudiar. En este sentido, al vivir por sí mismo la experiencia cultural, la etnografía como método no se limita simplemente a una recogida e interpretación de los datos, sino también se describe el contexto que produce esos datos, permitiendo de esta manera no solamente una descripción e interpretación de los datos, sino también revelar cómo se produce y reproduce el dato en un contexto cultural determinado, es decir cómo se produce y reproduce una práctica cultural, lo que permite revelar la estructura que produce cada uno de los datos, alcanzando de esta manera una comprensión del objeto de estudio, es decir de la práctica cultura estudiada y esto a su vez representa la singularidad de la etnografía y el trabajo de campo con otros métodos de investigación. La singularidad del trabajo de campo etnográfico y la observación participante, se encuentra en que no solamente nos permite una recolección de datos sino también comprender el contexto que produce esos datos; “No es que la experiencia del trabajo de campo tenga un poder misterioso, pero sin ella la etnógrafa no encontraría el contexto -los olores, sonidos, signos, tensiones, emociones, etc.- de la cultura, que intenta evocar en el texto escrito.” (Wolf, citado en: Hine; 2004:61).

     Aunque suele considerase a Malinowski como el principal precursor del trabajo de campo en antropología, “El capítulo introductorio de los Argonautas puede considerarse la carta fundacional del trabajo de campo antropológico.” (Díaz de Rada y Velasco; 2003:20), su aplicación en sí no necesariamente debe llevarse a cabo tal como él lo forjó, ya que tal como afirma Díaz de Rada y Velasco (2003:20 su aplicación debe adaptarse a las características de los grupos humanos y comunidades que se quiere estudiar y en donde se va a convivir. En este sentido, no existe un criterio único para la aplicación del trabajo de campo ya que éste debe adaptarse a cada grupo humano o situación en donde se llevará a cabo. Sin embargo, es necesario seguir con ciertos pasos en el que se encuentra la redacción del proyecto de trabajo de campo, en el que se debe especificar el lugar escogido, tiempo estimado, informantes claves, técnicas de investigación, etc. Antes de comenzar el trabajo de campo es necesario diseñar un proyecto en el que no solamente se prepara al investigador para la entrada al campo, sino también, se identifican temas, escenarios y se elaboran las guías de generación de información (Monistrol Ruano; 2007:2).

     Ángel Aguirre Baztán (1995:6), afirma que el proceso etnográfico corresponde al trabajo de campo, el cual ser realiza a través de la observación participante y comprende los siguientes pasos:

1. Demarcación del campo: comienza con la elección de una comunidad concreta para realizar el trabajo de campo, a éste le sigue la redacción de un proyecto de trabajo de campo, en el que se debe especificar qué comunidad se va a estudiar, los objetivos que se pretenden lograr con el trabajo de campo, los medios técnicos con que se cuenta y su duración y financiación (Ob. Cit. 9).
2. Preparación y documentación: se encuentra dirigida a consultar documentos bibliográficos y de archivo, éstos se presentan como una fuente de información previa sobre la cultura a estudiar y ésta a su vez es complementada por la utilización de fuentes orales (Ob. Cit. 10).
3. La investigación de campo: comienza con la llegada e inmersión al lugar, la selección de informantes claves, el registro de datos que van desde la descripción del lugar y comportamiento social de los miembros de la comunidad, la aplicación de entrevistas o encuestas y la observación participante (Ob. Cit. 11).
4. Conclusión: la terminación del trabajo de campo y posterior reordenamiento de los datos (Ob. Cit. 14).

     En cuanto a su duración, éste debe finalizarse, o bien porque ha concluido la recogida de datos sobre los aspectos fundamentales de la cultura estudiada, o bien por circunstancia anómalas (Ob. Cit. 14).

     El diseño de la investigación etnográfica se nos presenta flexible en su planificación e implantación, ya que entre otras cosas es el mismo investigador quien decide a dónde ir, con quién conversar, qué datos recoger, a quién entrevistar, las técnicas a utilizar, etc. (Martínez Miguélez; 2004:81). La etnografía consiste en una descripción abierta, lo que implica que su diseño se presenta como algo superfluo (Atkinson y Hammersley; 1994:42). En este sentido, el modelo de investigación etnográfico resulta flexible pues no requiere de un diseño extensivo previo al trabajo de campo e incluso la orientación de la investigación puede ser cambiada a partir de los requerimientos de la elaboración teórica (Atkinson y Hammersley; 1994:38). De igual manera, la etnografía casi no necesita preparación previa, además de ser investigaciones no programadas y su práctica se constituyen por lo inesperado (Atkinson y Hammersley; 1994:41).

     Una vez que se ha planteado uno o varios problemas de investigación, el etnógrafo no solamente debe seleccionar los lugares y casos de investigación (Atkinson y Hammersley; 1994: 53), sino también debe decidir dónde y cuándo observar, con quién conversar, así como qué información registrar y cómo hacerlo (Atkinson y Hammersley; 1994:59). También, es necesario que el lugar escogido sea pertinente al problema de investigación; “….hay que enfatizar que en éste se debe encontrar la información que se busca, ya que ambos aparecen en estrecha interdependencia.” (Atkinson y Hammersley; 1994:54).

     Una vez escogido el lugar en donde se va a realizar el trabajo de campo, el investigador debe realizar todo lo necesario para poder adentrarse en el mismo. De igual manera es necesario seleccionar y justificar las técnicas de generación de información (observación participante, grupos focales, entrevistas individuales, etc), y por último debe seleccionar informantes clave, porteros, participantes y sus características (Monistrol Ruano; 2007:2).

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