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lunes, 4 de julio de 2016

ETNOGRAFÍA: EL MÉTODO DE LA ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y CULTURAL

     Todo acceso a un conocimiento determinado, requiere apoyarse bajo ciertos métodos de investigación (Parra Ramírez y Toro Jaramillo; 2006:15); éstos consisten en la observación de datos o hechos y la interpretación de su significado (Martínez Miguélez; 2004:100) y, a diferencia de la metodología, el método es más determinado y concreto, relacionándose con los procedimientos que nos llevan a la teorización del fenómeno estudiado (Díaz Narváez; 2009:129). En este sentido, un método de investigación se nos presenta como “…una cadena ordenada de pasos (acciones) basada en un aparato conceptual determinado y en reglas que permiten avanzar en el proceso de conocimiento, desde lo conocido a lo desconocido.” (Díaz Narváez; 2009:33). Los métodos de investigación abren un camino para la obtención de nuevos conocimientos, así como de teorías científicas (Díaz Narváez; 2009:33).

     Toda ciencia trata de desarrollar técnicas especiales, que les permitan llevar a cabo observaciones sistemáticas y que a su vez les pueda garantizar su interpretación (Martínez Miguélez; 2004:100). Sin embargo, tanto  la metodología, métodos y teorías se encuentran adaptados a cada ciencia en particular, estando condicionadas por la lógica interna y desarrollo de cada ciencia (Díaz Narváez; 2009:34), así como también por la naturaleza del objeto de estudio. En cuanto a las sociedades y culturas, se requiere adoptar métodos que se centren en la observación o una mirada fenomenológica que corresponda con la referencia del observador, ya que “La investigación social es una forma de conocimiento que se caracteriza por la construcción de evidencias empírica elaborada a partir de la teoría aplicando reglas de procedimiento explicitas.” (Baniolo, Dalle, Elbert y Sautu; 2005:14). En este sentido, para poder estudiar las distintas formas en que se expresa la realidad humana, éstas deben ser objeto de una esmerada observación dentro de su propio contexto en donde se realiza (Martínez Miguélez; 2004:123). De esta manera, muchos aspectos de la realidad social al ser más complejas de lo que se pensaba, deben ser estudiadas utilizando métodos que mantengan una mayor sintonía con la realidad a estudiar y que a su vez sean más integrados, sistémicos y estructurales, es decir métodos de naturaleza hermenéuticos (Martínez Miguélez; 2004:61). La antropología social y cultural mantiene una similitud con las demás ciencias sociales en cuanto al objeto de estudio ya que esta se centra en describir, analizar, interpretar y comprender los fenómenos sociales y culturales; por lo tanto requiere de métodos que se centren en la observación y descripción de grupos humanos dentro de su propio contexto. De esta manera la etnografía se nos presenta como el método por excelencia de la antropología, ya que ésta tiene como principio:

                …estudiar las culturas en su estado natural, en vez de intervenirlas con técnicas de encuesta o arreglos experimentales. Se trata de describirlas tal y como acontecen, aunque claro, ésta depende de la aceptación del realismo y la objetividad como aspiración última de cualquier metodología. (Hine; 2004:56).

     Miguel Martínez Miguélez (2004:183), afirma que tanto los resultados, así como los servicios brindados justifica la utilización de la etnografía como método de investigación para la antropología, además sus análisis, integridad, sensibilidad, precisión y posiciones teóricas, dependen de las descripciones etnográficas. La etnografía forma parte del proceso de investigación antropológico, estando conformada por un trabajo de campo y una monografía en donde se describe a una comunidad desde la observación participante y análisis de los datos observados, constituyendo así la base empírica del conocimiento antropológico (Aguirre Baztán; 1995:4). En este sentido, la etnografía junto con la etnología van a formar parte de la investigación antropológica, siendo ésta el primer paso consistente en la observación y descripción e interpretación de grupos humanos concretos, mientras que la etnología representa el análisis y síntesis que se puede efectuar de los datos proporcionados por la etnografía, cuya síntesis representa el conocimiento antropológico. De esta manera, la etnografía se rehúsa a teorizar con los datos obtenidos, separando la descripción e interpretación, de la teoría, lo cual esto último le corresponde a la etnología (Palerm; 1997:26).

     La etnografía busca describir de forma completa y exhaustiva una cultura (Palerm; 1997:26). Ésta se ubica dentro de un plano descriptivo, cuya actividad se realiza en el terreno, es decir en el lugar sometido a examen (Levi-Strauss; 1976:75). Claude Lévi-Strauss (1987:64), realiza una comparación entre la etnografía e historia, mencionando primeramente  que ambas estudias sociedades que no son en las que vive el investigador: en la primera existen un distanciamiento espacial, en la segunda un distanciamiento a través del tiempo; ambas tienen en común su intento por reconstruir a la sociedad estudiada, sin embargo, solamente logran ampliar una experiencia particular hasta alcanzar dimensiones generales la cual queda plasmado como una experiencia accesible para otras personas de otros lugares o tiempo. El etnógrafo recoge hecho y los presenta con el mismo rigor que un historiador, éste por su parte presente los hechos siempre y cuando existe un periodo de tiempo que se lo permita. En este sentido, podemos definir a la etnografía utilizando el concepto dado por Claude Lévi-Strauss (1987:50) quien la define como:

               …la observación y análisis de grupos humanos considerados en su particularidad (grupos elegidos a menudo entre aquellos que más difieren del nuestro, por razones teóricas y prácticas que no derivan en modo alguno de la naturaleza de la investigación) y que busca restituir, con la mayor fidelidad posible la vida de cada una de ellas…

     Clifford Geertz (2003:20), va a redefinir la etnografía manifestando que ésta debe ir más allá de simplemente seleccionar informantes, transcribir textos, establecer genealogías, trazar mapas del área, llevar un diario etc., sino más bien la etnografía se encuentra definida por un tipo de esfuerzo intelectual al que y, citando a Gilbert Ryle, califica como “descripción densa”. Esta descripción densa consistiría en ir más allá de una descripción superficial, en el que se interpretar desde el punto de vista de los participantes las expresiones de una cultura (Geertz; 2003:29). Es decir (y siguiendo el ejemplo expuesto por el mismo Geertz), supongamos que observamos dos expresiones que a simple vista se presentan de la misma manera: la contracción involuntaria de uno de los ojos o “tic”, y el “guiño” que es la misma contracción de uno de los ojos, pero a diferencia del “tic” éste se realiza de una manera deliberada. Una descripción superficial de ambas expresiones no nos dirá en sí qué significado ostentas cada una, ya que éstas no solamente pueden ser un “tic” involuntario o un “guiño”, sino que además si se está en presencia de un “guiño”, éste puede ostentar múltiples significados, todo depende de quién lo realice, dónde y por qué: “Las complejidades son posibles y prácticamente no tienen fin, por lo menos lógicamente.” (Geertz; 2003:22). Por lo tanto, debemos ir más allá de la simple descripción de lo observado, adentrándonos en una tarea interpretativa acerca del porqué se realiza tal o cual actividad, es decir: “Aquello por lo que hay que preguntarse es por su sentido y su valor: si es mofa o desafío, ironía o cólera, esnobismo u orgullo, lo que se expresa a través de su aparición y por su intermedio.” (Geertz; 2003:25).

     Para interpretar los significados presentes en una cultura, el investigador debe sumergirse en la vida cotidiana de las personas, de tal manera que nos permita acceder al conocimiento que ellos tienen de su situación y de sus condiciones de vida. En este sentido, la etnografía exige un acercamiento comunicativo entre el investigador y los sujetos investigados a través del contacto directo con las personas a estudiar, existiendo una comunicación directa y permanente con las personas; “La etnografía es un método que consiste en que el investigador se sumer­ja en el mundo que estudia e intente describirlo teniendo en cuenta el punto de vista de quienes lo viven…” (Ardévol y Gómez Cruz; 2011:192). De esta manera, la etnografía va a permitir, no solamente estudiar la realidad social y cultural a través de las mismas personas sino que además podemos describirla, interpretarla y experimentarla desde los mismos actores, lo cual nos llevará a comprender el hecho cultural que hemos decidido estudiar a través de las mismas personas. De esta manera, a partir de la etnografía podemos penetrar en la intimad del fenómeno cultural y estudiarlo a partir de los mismos actores y sin alterar su contexto original. La etnografía se nos presenta como un método que nace desde la antropología, que nos permite comprender una cultura interrelacionándonos  directamente con las personas, de tal manera que sean ellos los que nos digan por qué realizan tal o cual actividad, en el que el trabajo del investigador se limita a realizar una labor interpretativa acerca del porqué se realiza tal o cual actividad. La etnografía busca adentrarse en los senderos de la cotidianeidad del comportamiento humano entre las distintas formas en que éstos se manifiestan para de tal manera poder entender esos movimientos desde la mirada tanto del investigador como del que intenta revelar su mundo (Cedeño Pérez; 2005:3). En este sentido la etnografía prioriza no la opinión del investigador, sino más bien la de los sujetos investigados:

                 En respuesta a las críticas esgrimidas desde posturas positivistas o cuantitativas, la etnografía se ha adjudicado la producción de una comprensión auténtica de la cultura, basada en conceptos que emergen del estudio y que no se imponen a priori por el investigador. (Hine; 2004:56). 

     La etnografía se caracteriza por realizarse en el mismo lugar en donde se encuentra la cultura a estudiar, materializado en lo que se conoce como trabajo de campo antropológico o etnográfico. Las actividades que realiza el antropólogo dentro la cultura que pretende estudiar, y que consisten en trasladarse al sitio, convivir dentro de la comunidad, practicar sus mismas actividades y vivir el fenómeno cultural por sí mismo, observando, documentando, recopilando y registrando todo tipo de datos pertinentes para la investigación, suelen denominarse trabajo de campo. En este sentido podemos definir el trabajo de campo como el periodo de estadía más o menos prolongado, en el que el investigador permanece en una comunidad de tal manera que pueda conocer la cultura objeto de estudio (Díaz de Rada y Velasco; 2003:18). La etnografía va a estar basada en el trabajo de campo que consiste en participar en la vida cotidiana de una cultura objeto de estudio, tratando de acceder al punto de vista de las mismas personas, observando y registrando todo lo vivido. Es así, como vamos a encontrar afirmaciones como las de Marc Augé y Jean-Paul Colleyn (2005:31), que expresan que el método de la antropología consiste en el trabajo de campo, la observación participante y la comunicación directa con los sujetos sociales y su interpretación del mundo. El trabajo de campo no es toda la etnografía, pero sin éste la etnografía no sería posible.

    En cuanto a considerar el trabajo de campo como técnica de investigación o método, debemos mencionar, tal como afirma Julio Teddy García Miranda (2006:59) que algunos antropólogos lo consideran como una técnica de investigación por el hecho que éste se utiliza como medio para un vínculo entre el investigador y los datos recogidos y un acercamiento sensorial a la realidad, sin embargo, existen antropólogos que consideran el trabajo de campo como un método de investigación etnográfico, en el sentido que más que una recogida de datos el trabajo de campo consiste en una relación dialéctica entre la teoría y la práctica ya que para llevar a cabo un trabajo de campo se requiere de una formación teórica metodológica, junto con la aplicación de diversas técnicas y herramientas de investigación (García Miranda; 2006:59). En este sentido, el trabajo de campo en la antropología social y cultura, se presenta como la actividad fundamental de todo trabajo antropológico y etnográfico, mientras que la aplicación del trabajo de campo en otras disciplinas se puede presentar como una técnica de investigación. En este sentido, el trabajo de campo etnográfico, más que una técnica se nos presenta como un método.

      En cuanto a los orígenes del trabajo de campo en antropología, Julio Teddy García Miranda (2006:59), describe que éste se encuentra a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando antropólogos como Boas, Pit Rivers y Fraser entre otros, en su intención de transformar la antropología en una ciencia inductiva positivista, propusieron una nueva forma de investigación cultural, que consistía en permanecer durante un cierto periodo de tiempo en la comunidad a estudiar aprendiendo los elementos básicos de la lengua nativa; es así como en su intención de transformar a la antropología, el trabajo de campo pasaría a ser el método por excelencia de la antropología social y cultural, siendo a partir de los trabajo de Malinowski y Radcliffe-Brown, en donde alcanzaría mayor importancia, siendo de esta manera, como se consolidó el trabajo de campo como el principal método para practicar la etnografía y ésta a su vez en la materia prima para el análisis etnológico y antropológico. Más tarde los trabajos de Malinowski, Ruth Benedic, Margaret Mead y Steward, es que los antropólogos del siglo XX van a privilegiar el trabajo de campo y se va a afirmar que la investigación antropológica es poco menos que imposible sin el trabajo de campo (ibídem). Julio Teddy García Miranda (2006:60), manifiesta que desde sus inicios la producción del conocimiento en la antropología se ha a sustentando en el trabajo de campo. Éste representa la experiencia constitutiva de la antropología, porque distingue a la disciplina, cualifica a sus investigadores y crea el cuerpo primario de sus datos empíricos (Stockig citado en Monistrol Ruano; 2007:1). De esta manera, encontramos afirmaciones como las de Juan Manuel Delgado y Juan Gutiérrez (1999:143), quien nos menciona que se suele considerar que toda investigación etnográfica para ser considerada como tal, debe estar basada en un trabajo de campo.

     En sus inicios, se consideraba que el trabajo de campo era necesario por el hecho que sólo mediante éste y la observación participativa, era posible describir e interpretar a una cultura, para tal fin el investigador debía instalarse en la comunidad practicando sus costumbres (García Miranda; 2006:60)Según afirmaba Boas (citado en: García Miranda; 1995:59), es solo mediante una estadía más o menos prolongada en una comunidad o cultura viviendo con sus habitantes, conociendo su cultura y su funcionamiento, que era posible entender una cultura; “En efecto, la interpretación de una cultura sólo puede hacerse observándola desde el interior, para lo que es necesario haber convivido con ella en una relación cotidiana intensa” (García Miranda; 1995:60). De igual manera, encontramos antropólogas como Margaret Mead (citado en: García Miranda; 1995:60) quien mencionaba en torno al trabajo de campo, que había que acostumbrarse a vivir con las carencias y la falta de servicios, conocer y aprender sus gustos, sabores y olores, así como su lengua y sus formas de comportamiento para poder entender e interpretar esa forma de vivir desde adentro. En este sentido el trabajo de campo representa el eje de la idiosincrasia disciplinar de la antropología social y cultural en donde la observación participante desempeña un papel fundamental (Delgado y Gutiérrez; 1999:143).

     Más que un desplazamiento físico, el trabajo de campo etnográfico debe estar basado en la experiencia vivida por parte del investigador. Es por ello que la etnografía y principalmente el trabajo de campo, ha utilizado como una de sus principales técnicas la observación participante. Esta última puede definirse como “…un proceso caracterizado, por parte del investigador, como una forma consciente y sistemática de compartir, en todo lo que permita las circunstancias, las actividades de la vida, y, en ocasiones, los intereses y afectos de un grupo de personas.” (Kluckholm. Citado en: Anguera Argiloga; 1995:77). Para ello se va de la observación a la participación, del cuestionario a una entrevista y de la pregunta a la respuesta, lo que exige la presencia del observador pero sin alterar su desarrollo. Toda observación participante debe responder preguntas como de quién, qué, dónde, cuándo, cómo y por qué de las acciones. La observación participante se encuentra inevitablemente asociada a la práctica antropológica (Delgado y Gutiérrez; 1999:143), e incluso se considera que solo es posible describir e interpretar una cultura a través de una observación directa participante (García Miranda; 2006:60); ésta nos aporta un conocimiento directo y experiencial de la cultura (Aguirre Baztán; 1995:11). Aunque debemos agregar que “La observación participante no subsume al trabajo de campo, pero no sería posible fuera de él.” (Díaz de Rada y Velasco; 2003:18). De esta manera, es como la etnografía busca describir de forma completa y exhaustiva una cultura, observando y participando de manera directa en la vida cotidiana de las personas, para ello, observa lo que pasa, escucha lo que dicen, pregunta cosas y usa los mismos espacios con el fin de recoger gran cantidad de datos que le permita esclarecer los temas que al investigador le interesa (Cedeño Pérez; 2005:3). En este sentido, la etnografía, tiene como principal propósito revivir por sí mismo la experiencia y relatarla desde su propia vivencia, como si fuese uno de ellos:

                  Estas descripciones conforman una relación en la que el etnógrafo forma parte de esa experiencia extensa y sólida del sitio de campo; experiencia que el lector difícilmente podría tener (además de una distancia analítica que los participantes, en principio, no son capaces de compartir).” (Hine; 2004:61).

     En una etnografía tanto la descripción así como la interpretación, debe estar basado no solamente en los testimonios de los miembros de una cultura, sino también en la experiencia vivida por el investigador en la realización del trabajo de campo, quien a través de la observación participante debe haber vivido por sí mismo las prácticas culturales a estudiar. En este sentido, al vivir por sí mismo la experiencia cultural, la etnografía como método no se limita simplemente a una recogida e interpretación de los datos, sino también se describe el contexto que produce esos datos, permitiendo de esta manera no solamente una descripción e interpretación de los datos, sino también revelar cómo se produce y reproduce el dato en un contexto cultural determinado, es decir cómo se produce y reproduce una práctica cultural, lo que permite revelar la estructura que produce cada uno de los datos, alcanzando de esta manera una comprensión del objeto de estudio, es decir de la práctica cultura estudiada y esto a su vez representa la singularidad de la etnografía y el trabajo de campo con otros métodos de investigación. La singularidad del trabajo de campo etnográfico y la observación participante, se encuentra en que no solamente nos permite una recolección de datos sino también comprender el contexto que produce esos datos; “No es que la experiencia del trabajo de campo tenga un poder misterioso, pero sin ella la etnógrafa no encontraría el contexto -los olores, sonidos, signos, tensiones, emociones, etc.- de la cultura, que intenta evocar en el texto escrito.” (Wolf, citado en: Hine; 2004:61).

     Aunque suele considerase a Malinowski como el principal precursor del trabajo de campo en antropología, “El capítulo introductorio de los Argonautas puede considerarse la carta fundacional del trabajo de campo antropológico.” (Díaz de Rada y Velasco; 2003:20), su aplicación en sí no necesariamente debe llevarse a cabo tal como él lo forjó, ya que tal como afirma Díaz de Rada y Velasco (2003:20 su aplicación debe adaptarse a las características de los grupos humanos y comunidades que se quiere estudiar y en donde se va a convivir. En este sentido, no existe un criterio único para la aplicación del trabajo de campo ya que éste debe adaptarse a cada grupo humano o situación en donde se llevará a cabo. Sin embargo, es necesario seguir con ciertos pasos en el que se encuentra la redacción del proyecto de trabajo de campo, en el que se debe especificar el lugar escogido, tiempo estimado, informantes claves, técnicas de investigación, etc. Antes de comenzar el trabajo de campo es necesario diseñar un proyecto en el que no solamente se prepara al investigador para la entrada al campo, sino también, se identifican temas, escenarios y se elaboran las guías de generación de información (Monistrol Ruano; 2007:2).

     Ángel Aguirre Baztán (1995:6), afirma que el proceso etnográfico corresponde al trabajo de campo, el cual ser realiza a través de la observación participante y comprende los siguientes pasos:

1. Demarcación del campo: comienza con la elección de una comunidad concreta para realizar el trabajo de campo, a éste le sigue la redacción de un proyecto de trabajo de campo, en el que se debe especificar qué comunidad se va a estudiar, los objetivos que se pretenden lograr con el trabajo de campo, los medios técnicos con que se cuenta y su duración y financiación (Ob. Cit. 9).
2. Preparación y documentación: se encuentra dirigida a consultar documentos bibliográficos y de archivo, éstos se presentan como una fuente de información previa sobre la cultura a estudiar y ésta a su vez es complementada por la utilización de fuentes orales (Ob. Cit. 10).
3. La investigación de campo: comienza con la llegada e inmersión al lugar, la selección de informantes claves, el registro de datos que van desde la descripción del lugar y comportamiento social de los miembros de la comunidad, la aplicación de entrevistas o encuestas y la observación participante (Ob. Cit. 11).
4. Conclusión: la terminación del trabajo de campo y posterior reordenamiento de los datos (Ob. Cit. 14).

     En cuanto a su duración, éste debe finalizarse, o bien porque ha concluido la recogida de datos sobre los aspectos fundamentales de la cultura estudiada, o bien por circunstancia anómalas (Ob. Cit. 14).

     El diseño de la investigación etnográfica se nos presenta flexible en su planificación e implantación, ya que entre otras cosas es el mismo investigador quien decide a dónde ir, con quién conversar, qué datos recoger, a quién entrevistar, las técnicas a utilizar, etc. (Martínez Miguélez; 2004:81). La etnografía consiste en una descripción abierta, lo que implica que su diseño se presenta como algo superfluo (Atkinson y Hammersley; 1994:42). En este sentido, el modelo de investigación etnográfico resulta flexible pues no requiere de un diseño extensivo previo al trabajo de campo e incluso la orientación de la investigación puede ser cambiada a partir de los requerimientos de la elaboración teórica (Atkinson y Hammersley; 1994:38). De igual manera, la etnografía casi no necesita preparación previa, además de ser investigaciones no programadas y su práctica se constituyen por lo inesperado (Atkinson y Hammersley; 1994:41).

     Una vez que se ha planteado uno o varios problemas de investigación, el etnógrafo no solamente debe seleccionar los lugares y casos de investigación (Atkinson y Hammersley; 1994: 53), sino también debe decidir dónde y cuándo observar, con quién conversar, así como qué información registrar y cómo hacerlo (Atkinson y Hammersley; 1994:59). También, es necesario que el lugar escogido sea pertinente al problema de investigación; “….hay que enfatizar que en éste se debe encontrar la información que se busca, ya que ambos aparecen en estrecha interdependencia.” (Atkinson y Hammersley; 1994:54).

     Una vez escogido el lugar en donde se va a realizar el trabajo de campo, el investigador debe realizar todo lo necesario para poder adentrarse en el mismo. De igual manera es necesario seleccionar y justificar las técnicas de generación de información (observación participante, grupos focales, entrevistas individuales, etc), y por último debe seleccionar informantes clave, porteros, participantes y sus características (Monistrol Ruano; 2007:2).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Atkinson, P. y Hammersley, M. (1994). Etnografía. Métodos de investigación. Barcelona: Paidós Básica.
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Baniolo, P. Dalle, P. Elbert, R. y Sautu, R. (2005). Manual de metodología: Construcción del marco teórico, formulación de los objetivos y elección de la metodología. Buenos Aires: CLACSO.
Cedeño Pérez, M. C. (2005). Relaciones sociales y prácticas de apropiación espacial en los parques públicos urbanos. (Tesis para optar al título de doctora. Universidad de Barcelona). Recuperado de:http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/715/04.MCP_RESULTADOS_CONCLUSIONES.pdf;jsessionid=A64CC717E11D1A8DF22CDA855FC2FE9A.tdx1?sequence=4
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sábado, 2 de julio de 2016

LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA EN ANTROPOLOGÍA: DE LO CONSCIENTE EMPÍRICO A LO INCONSCIENTE ESTRUCTURAL

     El conocimiento científico es uno de los diversos conocimientos que puede adquirir el ser humano (Parra Ramírez y Toro Jaramillo; 2006:16). Es así, como la ciencia se nos presenta como una manera de conocer la realidad, y además sirve para estudiar la naturaleza, la sociedad y los individuos (Echeverría; 1989:1). En este sentido, la ciencia podría definirse como una “…forma de conciencia social y constituye un sistema de conocimientos acerca de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento que representa el reflejo de las leyes del mundo objetivo en forma de conceptos, sistemas de símbolos, hipótesis, juicios y teorías.” (Díaz Narváez; 2009:47). Sin embargo, actualmente existen diversos criterios en cuanto a considerar qué es científico y qué no es. Para nosotros, la investigación científica consiste en revelar y estudiar la realidad estructural y no empírica que le da vida y determina la aparición y funcionamiento de lo concreto observable.

     Las investigaciones en antropología pueden ser consideradas una actividad científica, ya que detrás de su objeto de estudio que es la cultura y las relaciones sociales, se esconde una realidad estructural, no empírica e inconsciente que le da vida a lo concreto, observable y consciente. Claude Lévi-Strauss (1987:66), manifiesta que detrás de todo testimonio y expresión de la cultura se encuentra una realidad que no es manifestada por las personas: “…no cabe duda de que las razones inconscientes por las que se practica una costumbre o se comparte una creencia están muy alejadas de aquellas que se invocan para justificarlas.”; para Claude Lévi-Strauss, el objeto de estudio de la etnología se encuentra en las condiciones inconsciente de los hechos sociales. En este sentido, manifiesta la necesidad de alcanzar la estructura inconsciente que subyace en cada institución o cada costumbre, de tal manera que podamos obtener un principio de interpretación válido (Lévi-Strauss, 1987:68). De esta manera, encontramos afirmaciones como las de Maurice Godelier (1976:302) quien manifiesta al referirse al funcionalismo, que éste al dirigir su estudio a las relaciones sociales visibles, deja de descubrir la lógica subyacente de estas realidades visibles y a sus condiciones estructurales y circunstanciales de su aparición: “Tanto para Lévi-Strauss y Marx, las estructuras, las cuales constituyen la lógica profunda del sistema social el orden subyacente a partir del que debe el orden aparente, forman parte de una realidad no observable.” (Godelier; 1976:304). Por lo tanto, no solamente se estaría delimitando el objeto de estudio de la antropología, sino que además al dirigir los estudios antropológico hacia una instancia estructural e inconsciente que determina lo concreto y consciente, ésta estaría adquiriendo carácter de cientificidad al acceder, revelar y describir aquellas realidades no empíricas e inconscientes que le dan vida a lo observado y consciente de la cultura y la sociedad. 

                   …Marx enseñó que la ciencia social ya no se construye en el plano de los acontecimientos, así como tampoco la física se edifica sobre los datos de la sensibilidad: la finalidad es construir un modelo, estudiar sus propiedades y las diferentes maneras cómo reacciona en el laboratorio, para aplicar seguidamente esas observaciones a la interpretación de lo que ocurre empíricamente, y que puede hallarse muy alejado de las previsiones. (Lévi-Strauss; 1988:61).

     Al comparar los fenómenos físico-naturales con los fenómenos socio-culturales, encontramos que en efecto, en ambas existe una realidad estructural no empírica que determina la aparición y funcionamiento de lo concreto observable. Sin embargo, ambos fenómenos mantienen diferencias significativas que implica que el acceso a esa realidad estructural se lleve a cabo por diferentes caminos. Mientras que las ciencias naturales, pueden mediante la utilización de leyes generales, explicar casos particulares y generalizarlos, las ciencias sociales por su parte se limitan a comprender los casos particulares sin explicarlos, ya que cuando hablamos de poder explicativo significa capacidad predictiva, es decir, capacidad de predecir no solamente qué puede suceder en situaciones futuras, sino también cómo se encontraba el fenómeno anterior a su observación, algo que actualmente no es posible en las ciencias sociales. La conducta humana individual es impredecible, sin embargo, es posible llegar a comprender los motivos que la impulsan y determinan. Por lo tanto, la antropología se limita solamente a comprender su objeto de estudio; pueden describir, analizar, documentar, pero sólo a nivel superficial; las causas estructurales de los fenómenos sociales (actualmente) no es posible explicarlos, solamente se pueden llegar a comprender.

     Las ciencias naturales pueden explicar los fenómenos físico-naturales mediante la observación y análisis de los elementos que lo componen. En los fenómenos físico-naturales, el todo es la suma de sus partes y además, aunque sus elementos se desenvuelvan dentro de un contexto especifico, estos elementos poseen sus propias leyes de movimiento, en este sentido, la estructura en donde se encuentra no determina sus movimientos, sino más bien son las leyes de movimiento de los elementos los que determinan la estructura y su funcionamiento; en los fenómenos físico-naturales la estructura es la suma de sus partes, ya que los elementos al tener vida propia, son los que forman la estructura. En este sentido, es posible generalizar y predecir los movimientos de los elementos que conforman los fenómenos físico-naturales, independientemente de la estructura en donde se encuentre; pueden generalizar al encontrar estos elementos en otros contextos porque tienen sus propias leyes de movimiento, por lo tanto no están determinados por la estructura en donde se encuentren, sino más bien es la estructura la que está determinada por sus elementos.  En este sentido, no solamente se puede predecir el movimiento de los elementos, sino se puede predecir el funcionamiento de la estructura. En cuanto a los fenómenos socio-culturales, ocurre todo lo contrario. En los fenómenos sociales y culturales el todo no es la suma de sus partes, sino más bien cada uno de sus elementos está determinado por la estructura en donde se encuentre; esta última es la que determina los movimientos de sus elementos (la conducta humana individual está determinada por la estructura social); aunque se logre quitar uno de sus elementos, estas estructuras van a seguir funcionando de la misma manera, algo que no ocurre en los fenómenos físicos-naturales. Los fenómenos socio-culturales son estructuras complejas con variables que interactúan entre sí, en donde el todo no es la suma de sus partes y en donde sus elementos están condicionados por la estructura; sus elementos fuera de esa estructura no tiene significado y por ende no existe. Por lo tanto las ciencias sociales no pueden generalizar ni explicar los fenómenos, porque sus elementos dependen de la estructura en donde se encuentren, por lo tanto estos elementos no poseen leyes de movimiento propias. De esta manera, si se quiere llegar a conocer como se encuentra estructurada una realidad psíquica, social o cultural, se debe partir no de elementos aislados, sino más bien hay que abordar la realidad como un todo y en su ambiente natural (Martínez Miguélez; 2004:72), ya que en una totalidad organizada lo que ocurre en el todo no se puede deducir de sus elementos individuales, sino más bien lo que ocurre en una parte del todo lo determinan las leyes internas de la estructura que lo conforman; el todo no se explica por las partes, sino que son las partes las que por su inserción en el todo, reciben significado (Wertheimer citado en: Martínez Miguélez; 2004:188). Por tal motivo en ciencias naturales se parte de la inducción, mientras que en ciencias sociales se parte de la deducción. En los fenómenos socio-culturales, se trata de estudiar a ese todo integrado, identificando básicamente la naturaleza profunda de las realidades, de su estructura dinámica, la cual da razón plena de su comportamiento y manifestaciones (Martínez Miguélez; 2004:8). En ciencias sociales y antropología se estudia a sus elementos en conjunto hasta hallar la estructura que les da vida:

                 La antropología social a nacido del descubrimiento de que todos los aspectos de la vida social –económico, técnico, político, jurídico, estético, religioso- constituyen un conjunto significativo, siendo imposible comprender uno cualquiera de estos aspectos si no se lo coloca en medio de los demás. La antropología social tiende a ir del todo a las partes, o por lo menos a otorgar prioridad lógica al primero sobre las segundas. (Lévi-Strauss; 1987:369).

     Al ir del todo a las partes y el hecho de no poder estudiar la realidad socio-cultural a partir de sus elementos, implica que la actividad científica en antropología solamente se limita a comprender el objeto de estudio. Para Claude Lévi-Strauss (1988:61), comprender implica reducir una realidad específica, a otra realidad subyacente, siendo esta última el plano de lo real y no la realidad manifiesta, ya que la naturaleza de lo verdadero, se trasluce en el cuidado que se pone en sustraerse, por lo tanto, la cuestión radica en la relación de lo sensible con lo racional en cuyo caso se buscará integrar lo sensible con lo racional sin sacrificar sus propiedades. En este sentido, el comprender una práctica social o cultural, implica captar las relaciones internas, profundas y estructurales que la animan o impulsa. Este proceso se lleva a cabo a través de la abstracción de la realidad concreta u observada para posteriormente realizar una reordenación de esos componentes y así poder mostrar la realidad subyacente a través de otra realidad concreta. Karl Marx (2008:301), cuando describe “el método de la economía política” primeramente señala que al considerar el sistema económico-político de un país dado, se debe partir de lo concreto, es decir de la realidad observada. Sin embargo, aquel hecho concreto en sí, en palabras de Marx, se presenta como falso, ya que lo concreto no es más sino una representación caótica del conjunto ya que no nos muestra sus componentes y elementos que le dan vida, en este sentido lo concreto, es decir lo observado, debe abstraerse en sus componentes determinantes para así comenzar un proceso de análisis y reestructuración de estos componentes; el resultados será el acceso a esa otra realidad no observada que ya no será una representación caótica, sino más bien nos mostrará todo el conjunto de relaciones y determinaciones que le dan vida; es decir que una vez identificada una realidad concreta, se debe llevar a cabo un proceso de abstracción de lo concreto de tal manera que nos conduzca a otra realidad concreta, es decir llevar a cabo un proceso que va de los concreto a lo abstracto y de los abstracto a lo concreto, para así poder realizar una labor científica alcanzando unos resultados objetivos.

     Cuando decimos que la investigación científica en antropología consiste en ir de lo consciente empírico a lo inconsciente estructural, quiere de decir que toda investigación antropológica comienza con la observación del fenómeno, es decir con la realidad concreta observable y consciente. Todo estudio científico de la sociedad y la cultura comienza con la observación del hecho concreto, por lo tanto requiere de una metodología que se centre en la observación, o una extensión fenomenológica que corresponda con la referencia del observador, ya que: “La investigación social es una forma de conocimiento que se caracteriza por la construcción de evidencias empírica elaborada a partir de la teoría aplicando reglas de procedimiento explicitas.” (Baniolo, Dalle, Elbert y Sautu; 2005:14). Sin embargo, no se debe realizar cualquier tipo de observación, sino más bien  se trata de una observación que busca captar los elementos que permitan hallar la estructura que les dan vida, es decir, se debe abstraer la realidad observada. Al centrarnos en explorar el contexto estudiado (es decir el fenómeno objeto de observación) se busca describir de forma detallada y completa la situación en general, de tal manera que permita captar la realidad subjetiva que subyace a la acción social de los individuos (Parra Ramírez y Toro Jaramillo; 2006:24). En este sentido, debemos primeramente realizar un proceso de abstracción de la realidad concreta observable de tal manera que nos permita reunir un registro de lo observado, organizar la información y llegar a conjeturas acerca del porqué de lo observado:

                 En la vida social, la antropología ve un sistema cuyas partes de hallan todas orgánicamente ligadas entre sí; reconoce de buen grado que, para profundizar el conocimiento de ciertos tipos de fenómenos, es indispensable descomponer un conjunto, tal como lo hacen el psicólogo social, el jurista, el economista, el especialista en ciencias política. (Lévi-Strauss; 1987:376).

     El proceso de abstracción de la realidad concreta observable, no se limita solamente a la observación, sino también a la interacción y testimonios  de las personas ya que los fenómenos sociales y culturales no se limitan solamente a hechos concretos observable, sino que además están conformados por individuos que son los portadores de los significados que le dan vida a las estructuras de la sociedad y la cultura. En este sentido, los datos no solamente deben venir de la observación, sino también de la interacción con las personas que le dan vida al fenómeno social o cultura a estudiar. Sin embargo, los testimonios de las personas no nos revela en sí la estructura que los produjo ya que esta estructura es inconsciente para los individuos; todo testimonio y expresión consciente de los seres humanos no nos dice la verdadera realidad subyacente que determina las expresiones conscientes; toda conducta humana está determinada por una realidad estructural e inconsciente “…cuando hablamos, no sabemos lo que decimos, pues no somos dueño de la estructura que genera nuestro decir.” (Canales y Peinado; 1999:291). El individuo aunque es dueño de sus opiniones y acciones, sin embargo no es dueño de las estructuras que la generan. Claude Levi-Strauss (1987:66), expresa que es muy difícil encontrar una explicación razonable acerca de una costumbre o institución; aunque sus explicaciones pueda parecer muy razonable, sin embargo, éstas deben ser consideradas de tipo secundario, ya que las razones inconscientes por las que se practica una costumbre no se encuentran dentro de estas explicaciones. Cuando el etnólogo encuentra que cada una de las explicaciones dadas por los miembros de una cultura, se consiguen con explicaciones secundarias o superficiales y poco racionales acerca de sus costumbres e instituciones (Lévi-Strauss; 1987:66). Escasamente los miembros de una cultura se dan a la tarea de reflexionar acerca del origen y naturaleza por el cual se realiza alguna costumbre o práctica cultural, sólo se nos presentan explicaciones superficiales que no expresan su origen inconsciente (Lévi-Strauss; 1987:66). Sin embargo, Claude Lévi-Strauss nos dice que la etnología no puede obviar las expresiones conscientes, ya que a partir de ellas y mediante una marcha regresiva, podemos eliminar todo lo del acontecimiento y reflexión, que nos permita alcanzar, más allá de la imagen consciente, un inventario de posibilidades inconscientes (Lévi-Strauss, 1987:70). En las culturas encontramos una instancia inconsciente que no es manifestada por los miembros de una cultura, sin embargo, las categorías inconsciente que determinan en última instancia el funcionamiento de la magia, la religión o lingüística, debe buscarse a partir de los testimonios y observación de los participantes (Lévi-Strauss; 1987:24). En este sentido, los datos extraídos como producto de los testimonios e interacción, no solamente deben ser interpretados sino también reestructuraros en categorías hasta hallar la estructura que los produjo. Los testimonios y opiniones individuales, tan solo son fragmentos de la estructura que los determinan, por tal motivo debemos categorizarlos. En este sentido, para poder descubrir y comprender la estructura que le da vida a los fenómenos sociales y culturales, debemos no solamente estudiar la realidad como un todo sino también debemos estudiar a sus miembros en conjunto y no de forma individual, es este sentido, los testimonios que recogemos de las personas deben ser tomados como partes de un todo para posteriormente reducirlos a categorías.

     Toda investigación científica tiene como fin exponer una teoría sobre el objeto estudiado. Miguel Martínez (2002:102) nos sugiere que la mejor manera de comenzar la teorización, es mediante el proceso de integración de categorías menores en categorías más generales de tal manera que se logre construir una gran categoría general más amplia, más estructurada y más compleja, que integre y una a las demás categorías. En este sentido para hacer una teoría se debe: “…percibir, comparar, contrastar, añadir, ordenar, establecer nexos y relaciones y especular; es decir, que el proceso cognoscitivo de la teorización consiste en descubrir y manipular categorías y las relaciones entre ellas.” (Martínez Miguélez; 2002:90). Una vez completado el proceso de categorización con los datos extraídos, debemos estructuras las categorías de tal manera que muestre la realidad oculta, estructural, no empírica e inconsciente, lo que a su vez nos va a permitir exponer una teoría del fenómeno cultural o social estudiado, es decir por qué, y cómo ocurre este fenómeno. Esta teoría se nos presenta, según afirma Miguel Martínez Miguelez (2002:88), como un modelo no observable, que nos ofrece una estructura conceptual inteligible, sistemática y coherente para ordenar los fenómenos, es decir una manera de mirar los hechos, de organizarlos y conceptuarlos relacionando sus partes constituyentes:

Una teoría es una construcción mental simbólica, verbal o icónica, de naturaleza conjetural o hipotética, que nos obliga a pensar de un modo nuevo al completar, integrar, unificar, sistematizar o interpretar un cuerpo de conocimiento que hasta el momento se consideraba incompletos, imprecisos, inconexos o intuitivos. (Martínez Miguelez; 2002:88).

     Es solo a través de una teoría, que podemos ir más allá de esa realidad concreta observable y consciente. Este proceso se lleva a cabo a través de la interpretación y reestructuración de los datos extraídos de la realidad concreta observable, es decir, de la abstracción de la realidad; los datos extraídos deben ser clasificados en categorías y estas categorías a su vez reclasificadas hasta hallar la estructura, es decir la realidad estructural no empírica e inconsciente. En las ciencias naturales los datos confirman una teoría; la teoría antecede los datos. En antropología la teoría confirma los datos; los datos anteceden la teoría.

     La investigación científica en antropología tiene como su principal característica estudiar la realidad a través de las mismas personas, por lo tanto las teorías antropológicas surgen de los mismos datos encontrados. Los datos que se recogen en el campo son categorizados e interpretados, las categorías surgen de la recogida de datos en el trabajo de campo. Las conclusiones vienen de los mismos datos. Los datos que se recogen en el trabajo de campo deben venir de las mismas personas que le dan vida al fenómeno sociocultural a estudiar. Sin embargo, lo que expresan y manifiestan las personas, tal como hemos manifestado, no nos dice la verdadera realidad del fenómeno; la verdadera realidad de los fenómenos sociales se encuentra oculta, en el que a partir de los testimonios de las personas, se deben interpretar y categorizar y en base a esta categorización realizar la teorización del fenómeno, es decir exponer la otra realidad no empírica e inconsciente que le da vida a la realidad empírica y consciente.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Baniolo, P. Dalle, P. Elbert, R. y Sautu, R. (2005). Manual de metodología: Construcción del marco teórico, formulación de los objetivos y elección de la metodología. Buenos Aires: CLACSO.
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Lévi-Strauss, C. (1988). Tristes trópicos. Buenos Aires: Paidos.
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Martínez Miguélez, Miguel. (2002). La investigación cualitativa etnográfica en educación. México, D.F: Ed. Trillas.
Martínez Miguélez, Miguel. (2004). Ciencia y arte en la metodología cualitativa. México, D.F: Ed. Trillas.
Marx, K. (2008). Contribución a la crítica de la economía política. Siglo Veintiuno: México, D.F.
Parra Ramírez, R. y Toro Jaramillo, J. (2006). Método y conocimiento: Metodología de la investigación.Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT.