El
ascenso de una nueva clase social y el cambio político en México
El cambio político en México, tiene como
antecedente una serie de sucesos y transformaciones que ocurrieron dentro de la
sociedad mexicana, principalmente durante la década de los 80 y 90. Las
políticas económicas adoptadas durante los años 80 que estaban dirigidas hacia
el beneficio de los grandes sectores empresariales, afectaron de forma negativa
a la mayoría de la población mexicana; creció la pobreza, el desempleo, crece
la economía informal, crece la deuda tanto externa como internamente, la
estructura socio-económica del país se transforma radicalmente, desaparecen un
gran número de pequeñas y medianas empresas; crecen los movimientos sociales
(feministas, homosexuales, individuos y organizaciones en pro de los derechos
humanos, movimientos estudiantiles); crece la violencia, la delincuencia y el
crimen organizado; los indígenas salen a la luz pública, la escolaridad creció
junto con la población universitaria, se amplió el número de individuos más avanzado,
más interesados y más informados; la apertura en los medios de comunicación
creció y con ellos la crítica y la pluralidad, y el control gubernamental se
debilitó (Durand Ponte; 2004:12).
Estos cambios y transformaciones también
llegaron al sistema político, en el que encontramos toda una reorganización del
sistema político mexicano. Para la década de los años 80, México resultaba
ser otro país, por lo que se hizo necesario replantear la relación entre
sociedad y Estado, así como también el funcionamiento de la organización
estatal, la estructura económica y el ámbito y estilo de gestión gubernamental,
lo que implicaba a su vez reordenar la administración pública y redimensionar y
reformar el nuevo Estado mexicano (Duarte Dávila; 2002:165). Para los años 90,
México empezaría a alejarse de prácticas autoritarias y a implantar profundas
reformas democráticas, en donde los ciudadanos no solo van a tener libertad de
votar por los candidatos de sus preferencias, sino además pueden realizar marchar
de protestas y expresar sus descontentos con las políticas del gobierno sin
temor a ser víctimas de represalias por parte del Estado (Holzner; 2007: 70). Dentro de este contexto,
el régimen priista empezaría a perder presencia política, “La transición se da
a partir de la década de los 90 cuando la oposición empieza a alcanzar
posiciones políticas de mayor relevancia, ganando ayuntamientos, adueñándose
ideológicamente del área metropolitana, y obteniendo la mayoría en el
congreso.” (Duarte Dávila; 2002: vii). De esta manera, la transición política
que comenzó en los años 80 y 90, ha permitido que los ciudadanos mexicanos
elijan a sus gobernantes de forma libre, sin presión ni chantaje gubernamental
y en elecciones limpias y transparentes, “Dada la competitividad de las elecciones y las garantías contra el
fraude, el sufragio popular se ha convertido en un mecanismo creíble para
reemplazar a gobernantes y partidos en el poder.” (Holzner; 2007:79). Los mexicanos no solo pueden elegir de forma libre
a sus gobernantes, sino además, en México no existen obstáculos jurídicos
importantes, que impidan la participación ciudadana en la vida política del
país (Holzner; 2007:70). En este sentido, podemos observar como el sistema
político en México se ha transformado en un sistema político más flexible, que
admite un mayor grado de pluralismo político y alternancia en el poder (Gómez
Tagle; 2000:18). En México, es posible observar no solo una transformación del
Estado y un cambio de las políticas autoritarias gubernamentales, sino además
observamos que este cambio político, se llevó a cabo a través de elecciones
limpias y justas, siendo este último a su vez, en donde reside no solo el
principal medio utilizado para el cambio político y el fin del autoritarismo en
México, sino además la mejor arma con la que cuentan los mexicanos para
controlar y cambiar a sus gobernantes:
La introducción de elecciones competitivas libres parece ser un paso
necesario en el establecimiento de la democracia. Demuestran públicamente y de
un modo definitivo que el antiguo régimen terminó, y que la población ahora
decide quién gobierna y, con menos certeza, cómo será gobernado su país.
(Buendía y Somuano; 2003:291).
Con la transformación del sistema político
y la introducción de elecciones limpias y justas, en México no solo se pondría
fin a la hegemonía unipartidista del PRI, sino además se nos va a presentar un
nuevo sistema de partidos. Con la transición política, el sistema de partidos
en México empezaría a transformarse, pasando de un sistema unipartidista
hegemónico a mantener una visión plural, que va a permitir el desarrollo de
nuevas formas políticas y de representatividad como lo son los partidos de
oposición, que dan espacio para que se genere la llamada alternancia política,
en todos los ámbitos, sea federal, municipal o local (Duarte Dávila; 2002:182).
La introducción de elecciones libres y justas, van a permitir que tanto el PAN
como el PRD empezaran a ganar terreno en el plano electoral, convirtiéndose no
solo en aspirantes serios en los comicios electorales, sino además logrando
triunfos importantes en gobernaciones y alcaldías. De esta manera, México
empezaría a tener un formato tripartidista a nivel nacional, acompañado por
formatos bipartidistas, tripartidistas o dominantes a nivel estatal y
distrital, junto con una cámara de diputados en donde el partido presidencial
no cuenta con la mayoría (Méndez de Hoyos; 2007:14). Estos
cambios en los partidos políticos, en la renovación de sus liderazgos y en un
nuevo comportamiento político-electoral por parte de los ciudadanos, implicaría
estar en presencia de un nuevo sistema político: “Los cambios observables en
los partidos políticos, en la renovación de los liderazgos y en el
comportamiento político-electoral de los ciudadanos nos coloca ante la realidad
de una sistema político distinto.” (Muñoz Patraca; 2001:9).
El cambio político en México, forma parte
de una gran transformación del sistema político mexicano, sin embargo, este
último no se hubiese llevado a cabo, sin el ascenso de una nueva clase social
con nuevas ideas y visiones acerca del funcionamiento del Estado y funciones
del gobierno. En este sentido, más allá de transformaciones del sistema
político y la introducción de elecciones libres y justas, el cambio político en
México forma parte de cambios estructurales dentro de la sociedad mexicana; “El
cambio político operado se inscribe dentro de un amplio proceso de
transformación de las estructura de la sociedad mexicana (económicas,
políticas, sociales y culturales), en el que destaca el papel desempeñado por
las ideologías, los valores y las creencias de la sociedad.” (Muñoz Patraca;
2001:9). El cambio político en México, se da principalmente por una sociedad
urbana que cambió sus preferencias electorales en detrimento del PRI, motivado
principalmente por las políticas autoritarias e ineficientes del partido
oficialista. Esta nueva clase social va a ser la gran impulsora del cambio
político en México. Las represiones, crisis económicas, nacionalización de la
banca, el abandono de los ideales revolucionarios a favor de políticas
neoliberales, son solo algunos hecho que provocarían las condiciones necesarias
para impulsar el cambio político, “…dio origen a lo que Leonardo Morlino llama
las <<condiciones favorables>>para una crisis política, pues
provocó el rompimiento y escisión de la coalición dominante de actores que
apoyaban al régimen autoritario.” (Duarte Dávila; 2002:182).
La
nueva clase social en México impulsora del cambio político, va a ostentar
nuevas ideas y visiones políticas. Para esta nueva clase social el poder político está en manos del
pueblo que son los que eligen a los gobiernos, defienden los conceptos de
libertad y justicia, así como la libertad económica, para ellos ningún grupo
social debe abdicar de sus deberes y derechos, ostentan una consciencia nacionalista,
para ellos los intereses de México están por arriba de cualquier cosa, es una
clase social informada y preparada. La nueva clase social mexicana, urbanizada,
alfabetizada, escolarizada, de estratos medios y altos, y que no profesa
identidad partidista, va a responder más a los hechos concretos de los
gobiernos que a las promesas, por lo que su voto va a ser pragmático y
cognitivo. Todas estas características no van a coincidir con las políticas
aplicadas por el régimen priista, lo que va a significar que en un escenario de
elecciones libres y justas el PRI perdiera su hegemonía unipartidista. El
desgaste político de la imagen del PRI, la insatisfacción de las demandas
ciudadanas e ineficiencia en sus políticas y gestiones, han alejado al PRI de
estos nuevos votantes y han dirigidos sus votos principalmente hacia los otrora
partidos de oposición como el PAN y PRD, permitiendo así la alternancia en el
poder. Actualmente el PAN es la segunda fuerza política en México, han ganado
dos elecciones presidenciales y fue el partido que puso fin a la hegemonía del
PRI en la presidencia de la república. Parte de los principios e ideas que
promueven e identifica a este partido se encuentra: - Desaparición del
presidencialismo abusivo - Equilibrio y avance para el poder legislativo y
judicial - Sanción de las leyes -
Consolidación institucional - Seguridad y garantía jurídica - Desarrollo humano
sustentable - Mejoramiento de la calidad de vida - Defienden la libre empresa -
Se oponen a toda intervención del Estado en la economía - Preservar una nación
fuerte y soberana. Cada uno de estos ideales que promueve el PAN, forman parte
de los ideales y pensamientos de la nueva clase social en México, por lo tanto,
no es casualidad, que este partido no solo sea la segunda fuerza política en
México, sino además, haya ganado dos elecciones presidenciales seguidas,
incluyendo la elección del año 2000 la cual fue la primera elección presidencial
ganada por un partido distinto al PRI. Sin embargo, debemos agregar que a pesar
que esta nueva clase social en su mayoría haya respaldado con el voto al PAN,
no suelen profesar identidad partidista, ni hacia el PAN ni hacia ningún otro
partido político en México.
El
mayor ejemplo de la nueva clase social que impulso el cambio político, lo
encontramos en Nuevo León; “En la conciencia política y geográfica del
neoleonés se encuentra con un pragmatismo, una conciencia nacionalista y con
una definición en la defensa de los conceptos de libertad y justicia, así como
su concepción sobre la economía mixta y su sentimiento de parte activo en el
convenio nacional.” (Duarte Dávila; 2002:343). Para la mayoría de los neoleoneses, el poder político debe estar en
manos del pueblo que es quien elige a los gobernantes, para ellos la democracia
debe garantizar los derechos y deberes a todos los grupos sociales, los
intereses de México están por encima de cualquier otro y sus instituciones son
la única vía para lograr cualquier cambio o desarrollo (Duarte Dávila;
2002:342). Nuevo León representa la entidad más preparada, educada e informada
de México, lo que ha implicado que la mayoría de su población responda más a
los hechos concretos de los gobiernos, que a las promesas, “Conjugado este
pragmatismo y su carácter abierto, hacen que responda a estímulos directos,
precisos, a los resultados, más que a las promesas, que, incumplidas, lo llevan
a perder la fe, que se traduce, no en pasividad, sino en radicalizar su acción
contra el gobierno.” (Duarte Dávila; 2002:344).
Con esta nueva clase social, vamos a tener
en México una nueva cultura política que va a profesar ideales liberales. Esta
nueva cultura política va a abandonar el discurso sobre el pueblo, en donde el
Estado está obligado con las masas, y más bien su interés va a estar centrado en
la ciudadanía y el individuo y en su libertad para decidir acerca de sus actos
u opiniones políticas (Durand Ponte; 2009:137). Para los gobiernos
pos-revolucionarios, la prioridad se encontraba en los derechos sociales y
derechos del pueblo en el que el Estado está en la obligación de proteger los
derechos de las mayorías; por su parte, para los neoliberales la prioridad va a
estar en los derechos individuales y la libertad, en donde el Estado debe respetar la libertad
de los individuos y sus funciones se limitan a vigilar que todo funcione
adecuadamente (Durand Ponte; 2009:137). De esta manera, en México vamos a estar
en presencia de un nuevo discurso político, que va a retomar los principios del
individualismo liberal y de su libertad como fundamento de la organización
social; aunque los principios de justicia social se mantengan, sin embargo, va
a depender del mercado y no del Estado; la participación de este último debe ser
mínima y solo apoyar a aquellos que realmente necesitan su ayuda y con la
finalidad de desarrollar sus capacidades dentro del mercado (Durand Ponte;
2009:140). En este sentido, los nuevos gobierno de México, van a impulsar la
imagen de igualdad de todos los individuos ante la ley:
Como en los gobiernos liberales del siglo XIX,
desde la República Restaurada hasta el porfiriato, ahora los gobiernos
neoliberales (desde De la Madrid hasta Calderón) difunden la imagen mítica de
una sociedad conformada por ciudadanos iguales, iguales ante el derecho y ante
el Estado: nada más falso. (Durand Ponte; 2009:141).
El hecho que en México haya aparecido una
nueva cultura política, no implica que la antigua cultura política que apoyaba
al régimen priista haya desaparecido. En este sentido, en México se
nos va a presentar la existencia de dos tipos de cultura política distintas: una
cultura política priista y una cultura política liberal. Dentro de la cultura
política priista, vamos a encontrar a una parte de la población mexicana
caracterizada principalmente por contar con niveles de escolaridad y urbanismos
bajos, por ser de escasos recursos económicos, por ser una población menos
informada y apática con los asuntos políticos, por un profundo sentimiento
religioso y nacionalista, por proferir deferencia a la autoridad y por mostrar
fidelidad partidista hacia el PRI. Por su parte la cultura política liberal va
a concentrar, en su mayoría a la población mexicana caracterizada por altos
niveles de escolaridad, se encuentra ubicados en las zonas urbanas
principalmente, son de clase media o alta principalmente, secularizados,
apartidistas, pragmática, defienden los conceptos de libertad, justicia y
libertad económica y son nacionalista.
La existencia de estas dos culturas políticas,
no han pasado desapercibido en el actual sistema político mexicano. Actualmente
el PRI es la principal fuerza política del país norteamericano, cuyos motivos
son los mismos que lo mantuvieron en el poder durante más de setenta años: la
cultura política de una parte de la población que los apoya y les da su voto en
las elecciones. En cuanto a los demás partidos políticos, tenemos que a pesar
de la aparición de una nueva cultura política, éstos no han logrado
establecerse como una fuerza política capaz de congregar ante sí a la nueva
clase social mexicana. Aunque en México haya aparecido una nueva clase social
con una cultura política que no se identifica con las políticas del PRI ni con
sus ideales, sin embargo, tampoco se identifican con los demás partidos políticos
que hacen vida en México, lo que nos dice que, motivado por su naturaleza de
clase social pragmática que responde más a los hechos concretos que a las
promesas, por lo tanto, tenemos que los partidos políticos en México no han
cumplido con las expectativas o al menos con lo que espera la nueva clase
social en México. En este sentido, tomando en cuenta que hasta el momento
ningún partido político, ni dirigente, ni gobernante ha logrado congregar ante
sí a la nueva clase social en México, no dice que la nueva cultura política
liberal carece de representatividad dentro del sistema político y que la nueva
clase social en México no ha logrado formar una fuerza política capaz de
materializar sus ideas desde el gobierno; no cuentan con partidos político, ni
dirigentes, ni gobernantes.
Aunque la nueva clase social, haya sido exitosa en lograr un cambio político, no ha podido transformar el país ni lograr el desarrollo social y económico que ellos desean y esperan que hagan los gobernantes, y esto se debe a que no han logrado formar una fuerza política capaz de transformar el país desde el gobierno y llevar a cabo el desarrollo que ellos aspiran. La nueva clase social en México, logró vencer el autoritarismo y la hegemonía unipartidista del PRI impulsando un cambio político, este último fue el logro de unos nuevos ideales y de una nueva cultura política, sin embargo, esta nueva cultura política y estos nuevos ideales no han sido trasladados al gobierno ni han sido puesto en práctica por ningún partido político ni gobernante, lo que nos dice que el país que esperan y quiere construir esta nueva clase social no se ha materializado, por lo tanto, el cambio político en México aún no se ha completado y solo se completará cuando la nueva clase social en México, logre formar una fuerza política capaz de materializar sus ideas desde el gobierno. Las causas del cambio político en México, obedece al ascenso de una nueva clase social con una nueva cultura política, que logró cambiar el sistema político mexicano, poner fin al autoritarismo y a la hegemonía unipartidista del PRI logrando una alternancia en el poder, sin embargo, sus ideas de una sociedad justa de ciudadanos iguales ante el derecho y el Estado, del respeto a las leyes, de autonomía de las instituciones, de libertades económicas y desarrollos individuales, ha sido un proceso en el que aunque se haya avanzado, no se ha completado.
Aunque la nueva clase social, haya sido exitosa en lograr un cambio político, no ha podido transformar el país ni lograr el desarrollo social y económico que ellos desean y esperan que hagan los gobernantes, y esto se debe a que no han logrado formar una fuerza política capaz de transformar el país desde el gobierno y llevar a cabo el desarrollo que ellos aspiran. La nueva clase social en México, logró vencer el autoritarismo y la hegemonía unipartidista del PRI impulsando un cambio político, este último fue el logro de unos nuevos ideales y de una nueva cultura política, sin embargo, esta nueva cultura política y estos nuevos ideales no han sido trasladados al gobierno ni han sido puesto en práctica por ningún partido político ni gobernante, lo que nos dice que el país que esperan y quiere construir esta nueva clase social no se ha materializado, por lo tanto, el cambio político en México aún no se ha completado y solo se completará cuando la nueva clase social en México, logre formar una fuerza política capaz de materializar sus ideas desde el gobierno. Las causas del cambio político en México, obedece al ascenso de una nueva clase social con una nueva cultura política, que logró cambiar el sistema político mexicano, poner fin al autoritarismo y a la hegemonía unipartidista del PRI logrando una alternancia en el poder, sin embargo, sus ideas de una sociedad justa de ciudadanos iguales ante el derecho y el Estado, del respeto a las leyes, de autonomía de las instituciones, de libertades económicas y desarrollos individuales, ha sido un proceso en el que aunque se haya avanzado, no se ha completado.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Ai Camp,
Roderic (2000). La política en México: el declive del autoritarismo. Siglo
XXI: México.
Buendia,
Jorge y Somuano, Fernanda. (2003). Participación electoral en nuevas
democracias: la elección presidencial de 2000 en México. Recuperado de: http://www.politicaygobierno.cide.edu/index.php/pyg/article/view/342
Duarte
Dávila, Juan Manuel (2002). La transición mexicana, el cambio político en el
estado de Nuevo León. Tesis de doctorado en ciencias política. Director de
tesis: Doctor Zidane Zeraoui El-awad. Universitat Autónoma de Barcelona.
Duarte
Moller, Armando; Jaramillo Cardona, Martha Cecilia (2009). Cultura política,
participación ciudadana y consolidación democrática en México. Espiral, vol.
XVI, núm. 46, septiembre-diciembre, 2009, pp. 137-171 Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=13811856005
Durand
Ponte, Víctor Manuel (2004). Ciudadanía y cultura política: México 1993-2001.
Siglo XXI editores: México.
Durand
Ponte, Víctor Manuel (2007). Cultura Política y Participación Ciudadana. En: Cultura
política y participación ciudadana antes y después de 2006. SEGOB: México.
D.F.
Durand
Ponte, Víctor Manuel (2009). La cultura política de los mexicanos en el régimen
neoliberal. En: Rodríguez Araujo, Octavio (2009). México ¿Un nuevo régimen
político? Siglo XXI Editores: México.
Durand
Ponte, Víctor Manuel (2010). La cultura política autoritaria en México. Revista
Mexicana de Opinión Pública, abril 2010. Recuperado de: http://www.journals.unam.mx/index.php/rmop/article/view/41707
Gómez
Tagle, Silvia y Valdés, María Eugenia (2000). La geografía del poder y las
elecciones en México. Plaza y Valdés: México.
Gómez
Tagle, Silvia (2000). De política, geografía y elecciones. En: Gómez Tagle,
Silvia y
Holzner,
Claudio (2007). Voz y voto: participación política y calidad de la democracia
en México. América Latina Hoy, núm. 45, abril, 2007, pp. 69-87 Universidad de
Salamanca: Salamanca, España.
Martin
Puig, Salvador (2012). Ciudadanía y cultura política en México a dos sexenio de
la “alternancia”. Foro Internacional, vol. LII, núm. 4, octubre-diciembre,
2012, pp. 864-884 El Colegio de México, A.C. Distrito Federal, México.
Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59929086005
Méndez
de Hoyos, Irma (2007). El sistema de partidos en México: fragmentación y
consolidación. Perfiles Latinoamericanos, núm. 29, enero-junio, 2007, pp. 7-45.
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Distrito Federal, México.
Muñoz
Patraca, Víctor Manuel (2001). Del autoritarismo a la democracia: dos decenios
de cambio político en México. Siglo veintiuno editores: México. D.F.
Peschard,
Jacqueline (SF). La cultura política en México. Recuperado de:
http://capacitacion.iedf.org.mx/moodle/seminario/lecturas/lecturas/cultura_politica_Mexico.PDF
Ramos
Lara (2006). El estudio de la cultura política en México. En: Pensando la
política: representación social y cultura política en jóvenes mexicanos. Plaza
y Valdés: México.
Sarsfield, Rodolfo (2007). La racionalidad de
las preferencias políticas en México Estudios recientes de opinión pública y
comportamiento electoral. Política y gobierno. VOL. XIV. NÚM. 1. P.P. 143-171.
Recuperado de: http://www.politicaygobierno.cide.edu/index.php/pyg/article/view/273
Valdés,
María Eugenia (2000). La geografía del poder y las elecciones en México. Plaza
y Valdés: México.